Reproducimos, por su interés, un artículo publicado por Álvaro Vega en el blog Periodistas en Español, en el que analiza una situación en la que la ocurrencia sustituye a la política en el ámbito de la pre Campaña Electoral a las Elecciones Andaluzas.
Cuando se quiere acceder a la cosa pública mediante la notoriedad y no a través de la ideología, la política es reemplazada por la ocurrencia y se cae en la loca carrera de intentar elaborar titulares a costa de la imaginación y no del contenido. Eso es lo que le pasa al candidato andalucista por Córdoba al Parlamento de Andalucía Antonio Manuel Rodríguez, que ha propuesto un estatuto del periodista para que haya “una ley de mínimos que puede acabar con situaciones como que se paguen 5 euros por una foto o por un artículo de 900 palabras”.
Algo así como una norma de tarifas mínimas, lo que, aparte de una tremenda ocurrencia, es lo que articuló el Decreto franquista de 22 de abril de 1938, que auspició el cierre de la prensa republicana al fijar unos salarios mínimos que nadie, excepto el nuevo Movimiento Nacional, podía pagar.
Supongamos que Rodríguez no ha tenido la norma elaborada por Serrano Súñer en plena Guerra Civil como referencia, lo que no deja de ser un alivio, pero ha caído en la ocurrencia de decir lo que cree que un colectivo quiere oír, quizás con la intención de que se le preste más atención y, en todo caso, el de lograr espacios en los medios de comunicación.
La ocurrencia del aspirante del PA al Parlamento tiene demasiadas carencias como para pasar por el mínimo tamiz del rigor. Sobre ella planea la seria duda de la constitucionalidad de la regulación por parte de una Comunidad Autónoma de una profesión, que además supone el ejercicio profesional del derecho a la libertad de información recogido en el artículo 20.1.d) de la Constitución española.
Confunde, en la nota en la que informa de su pretensión, aprobación del Colegio de Periodistas de Andalucía con la publicación en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía de la Ley que aprueba su creación, sin valorar su silencio sobre su puesta en marcha “voto militari” sólo para licenciados y asimilados.
Resbala al asegurar que la proliferación de periodistas acogidos al Régimen de Trabajadores Autónomos y el trabajo sin contrato es la causa del miedo del periodista a perder su trabajo, como si para echar a alguien a la calle desde una empresa se necesitase tal precariedad.
Con independencia de las graves carencias en el planteamiento formal y en el de fondo sobre la situación del periodismo, siempre discutibles y, en todo caso, siendo un análisis respetable, la propuesta de este andaluz estatuto del periodista derrapa en el principio de que parte de una ocurrencia, ajena a un planteamiento ideológico de base, que lo aleja de la política y lo acerca al espectáculo, precisamente lo contrario a lo que dice que le han planteado los periodistas en esa rueda de prensa inversa (concepto que entra también en el ámbito de la imaginación) , que “no puede primarse la espectacularidad frente a la calidad y el rigor”. Pero, claro está, poco más se le puede exigir al candidato de un partido extraparlamentario cuando se ve lo que hacen los que están donde él quiere llegar.